domingo, 22 de agosto de 2010

y vuelta

Me vuelvo remordiéndome los labios, uno sobre otro, otro sobre uno. Me vuelvo con los ojos achinados y lagrimosos de amor, con el corazón de luz y de sangre. Luz por tu existencia y sangre porque todavía no te besé. Sí, qué mierda. Pero qué belleza. Me vuelvo temblando, rebalsando de pasión y de impotencia. Pero el amor es más fuerte, siempre el amor es más fuerte. Y quiero creer que ese todavía del “todavía no te besé” tenga sentido y que ese beso no sea un deseo nada más, no, que no sea un deseo para siempre y se termine muriendo porque se pudrió. Que lo sea hoy, bueno, ya estoy hablando como una idiotísima enamorada. Se me fue el rojo a la mierda porque no te besé. Pero el saco rojo lo sigo teniendo puesto. La próxima que te veo te beso, sí, y si no lo hago, UF.


Te entrego mi cuerpo para que lo soples o le hagas lo que quieras. Te lo dejo ahí tirado en la alfombra para que me lo llenes de tu aliento. O para que te metas en él, como quieras y cuanto quieras. Sí, ¿te reís de mí? ¿te parezco desubicada u obscena? Entonces te lo explico mejor. Sí, que metas tu pene en mi vagina. Pero no que me cojas, eso no me gustaría. Haceme el amor y yo te lo hago también. Sientamos ese universo y mientras mirémonos a los ojos, bien fijo y con dulzura. Love u. baby.
Asustame con un beso
Asustame con un beso
Que los ojos se me van para arriba, como a Cristo o a los drogados pero también a los enamorados
Que los ojos se me van para arriba
Antes que desaparezcan
Asustame con un beso.

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