Había una vez una señora que cuando decía algo se le cumplía, por ejemplo decía: que en el mundo nunca alla maldad y que siempre alla alegría. Y eso se le cumplía, pero eso no eran tan pero tan bueno como ustedes creen, porque ella se lo pasaba todo el tiempo diciendo cosas que ella quería, y nunca iba y se las buscaba. Un día un señor le dijo que tratara de buscarse por lo menos una cosa y ver si quería seguir diciendo cosas, porque este hombre trataba de que todas las personas sean felices, y esta señora decía que ella era la persona más feliz del mundo porque si decía algo lo tenía, pero todos sabían que a la señora que se llamaba Martina le faltaba moverse y proveerse lo que ella quería, no que lo dijera y que se le cumpliera, porque así no era totalmente feliz.
Un día la señora o sea Martina probó lo que le decía la gente y le gustó, entonces lo hizo por siempre, pero primero se lo quería contar a el señor que se llamaba Juan Carlos y así, que se ponga más feliz que nadie en el mundo, por que al señor le encantaba saber que la gente estaba feliz.
A la mañana del día siguiente Martina le dijo a Juan Carlos:
Aller me di cuenta que todos tenían razón, yo soy mucho más felíz buscandome yo sola las cosas que quiero.
Y entonces hoy empezás una nueva vida, le dijo Juan Carlos
Re contento de su amiga.
¿Y saben qué le dijo Martina?
Le dijo: Sí, empezamos una nueva vida, y Juan Carlos le dijo:
¿No te querés venir a vivir con migo?
Y Martina respondió: ¡¡¡Dale!!! ¡Que buena idea!
Y desde ahí en más los dos amigos vivieron untos y muy felices por el resto de sus días.
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