jueves, 22 de julio de 2010

Cuentos de mi niña interna I

Había una vez una cosa que de afuera era igual re distinta de adentro. De adentro, una casa era re oscura y re aburrida, y la otra era re luminosa y re dibertida, en la oscura y aburrida no había pajaritos que píen y tampoco insectos que rompan las hojas de el jardín negro de esa casa. Encambio la otra casa luminosa y dibertida habían pajaritos que piában y en especial un colibrí que era re pero re lindo y piába y piába por que en esa casa todo era felicidad. Después el colibrí se fue con sus amigos a un castillo pero ese castillo no era cualquier castillo, era un castillo encantado, pero no era un castillo que había fantasmas o mounstros, era un castillo en el que habían muchas hadas y esas hadas eran re buenas y re dibertidas y ellas cantaban, pero no cantaban como todas las hadas, cantaban con el aliento, y cantaban unas melodías tan lindas que si las escuchabas te ponías a bailar, y había otro castillo donde nada de esto existía, sólo existían la tristeza y el aburrimiento, ¡ah! Y obviamente el susto por que ahí habían mounstros y fantasmas que asustaban a toda la gente que ponía por lo menos un dedo en el castillo.

Una vez un señor muy sabio dijo: en el castillo divertido habrá una cosa mala y será laba.
En el castillo aburrido habrá una cosa buena y será agua con pesecitos lindos que nadan por el agua linda y divertida.

Al castillo aburrido con algo bueno antes los hombres lo habían llamado NEGRO, y yo lo llamaré TURQUESA.
Al castillo divertido con algo feo antes los hombres lo habían llamado BLANCO, y yo lo llamaré TURQUESA.

Entonces de ahí en mas la gente fue mucho más feliz con los TURQUEZAS, y nunca les falto ni la felicidad ni la tristeza.

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